Ok, la gente en invierno se desplazan cual borregos hacia las pistas de ski. Me ha dolido comprobar que no es así en verano. Tras nueve horas de cola en un coche a más de 30 grados, llegamos a un sitio en el que al parecer, debería haber habido mucha nieve.
Al parecer, esto se llama playa, y aunque hay mucha tía suelta (eso sí era cierto, aunque muchas fueran más peludas que yo), aquí el 'surf' se practica de forma diferente. Lamentablemente no pude hacer 'surf' porque el equipo que llevaba no era el correcto. Mi tabla era demasiado pequeña (yo siempre digo que es para freestyle), y me encontraba en una cala en la que éste deporte está prohibido. No entiendo porqué. Aunque tampoco creo que nadie quisiera surfearse las tremendas olas de la playa, que debian alcanzar unos imponentes 15 cm de altura.
Viendo que claramente me había equivocado, me lancé a preguntar cómo podía llegar a Grenoble desde ahí, y afortunadamente conocí a una joven que me indicó amablemente el camino. No sin antes haber negociado con ella un précio por la información. Sus desbocadas feromonas al verme la empujaban a desnudarse y frotarse lasciva y furiosamente, como en un anuncio de AXE a lo béstia, pero al final conseguí la información por un précio mucho menor. Al fín y al cabo, ahora soy un hombre casado.