POR CULPA DE TORETTE ESTE POST NO TIENE FOTOS
El parking del Zulo, lugar secreto y punto de encuentro de la comunidad snowboardFreak, amaneció a menor temperatura de la necesaria para helar la sangre y los corazones del más pintado.
Borjamari había pasado la noche en el piso franco de la comunidad manresina, luchando por mantener su temperatura corporal mientras maldormía. Una vez repuesto y con la furgoneta de la muerte conocida como GoGoActionBronco hábilmente vigilada desde dentro por uno de los miembros expedicionarios llamado "Robespierre" (en paz descanse), que pasó la noche en ella custodiando los víveres de los que habíamos de valernos para sobrevivir en francia (fruta, 15 fuets, nocilla, bollos, caldo de pollo y lentejas en pote mayormente), bajó hasta el párking al recibir la llamada de los otros dos miembros que debian componer la primera fase de la operación "Val Thorens".
Rápidamente, el cuerpo formado por los cuatro expedicionarios, a saber: Borjamari, Robespierre, Arkasha y Torette, pusieron rumbo al emplazamiento conocido como "casa del Barón" para subir al acorazado clase alfa LandRover Chanante que debía transportarnos hasta nuestro destino.
Una vez en el lugar, el piloto del acorazado, ThaBaron, dispuso sus muchas reservas a embarcarse junto a Robespierre en tan augusto viaje, pués de todos era sabida su indisposición mutua a tratarse entre ellos, y la peligrosa rencilla que mantenian. Más tarde, ambos expedicionarios experimentarían una bonita história de fraternidad y amistad. Pero eso es tinta de otro escrito, y me disculparéis que guarde este relato para otro post.
Una vez cargados y empezadas las maniobras de movimiento, partimos felices a nuesto punto de destino, las conciencias tranquilas, pués nos hallábamos lejos de la zona de guerra aún, pero ¡ay! desdichados de nosotros, no sabíamos que el mal se cernía sobre el acorazado y sus ocupantes, reservando la más indigna sorpresa al llegar al final del viaje.
Mientras conducia ThaBaron, y el resto departía el tiempo entre leer, admirar el paisaje, y resistirse al incruento sopor al que la música de los cds de Baron sometían la consciencia, un polizón que traicioneramente se había colado en el coche preparaba su estratagema.
Durante el viaje, no solo sufrieron los humanos que en el acorazado viajaban. Sus respectivas visas fueron siendo quemadas, una tras otra, al sortear las barras de peajes que cual modernas barricadas fustigaban los créditos de estas, haciendo temblar los cimientos de las cuentas corrientes sobre las que descansaban. Las gasolineras también contribuyeron a mayor despilfarro de fondo monetário. Pero lo que mermó más nuestros activos, fué la obstinación del piloto por mantener una "cómoda" velocidad crucero de 160Km, mientras nos observaba que aún no había convenio entre el país galo y la administración de tráfico del nuestro, para pasar las multas de un lado a otro de los Pirineos.
No hubo en el viaje recuerdo alguno para los snowboardFreaks que, empleados en taréas de menor hombría, habían decidido irse a París.
Al llegar a Val Thorens, unas 8 horas después, descubrimos con asombro el terrible mal que el polizón había causado en el acorazado.
Mancillando su interior desde allí mismo, un indigno bote de Capuccino marca Carrefour había desatado el polvo maligno que su interior guardaba, impregnandolo todo de un hedor a café del malo, chocolate y leche en polvo. Grande fué nuestra ira, y la del piloto, que obsevó con inquietud que su jefe de operaciones, que le había asignado el vehículo confiandolo enteramente a su persona, no perdonaría tamaño desperfecto (traducción: le tocaba limpiar el coche antes de devolverselo a su madre).
Nos hicimos rápidamente con el juego de llaves de nuestro piso franco en la agencia secreta que predispuso nuestra llegada. Como era secreta, nos costó bastante encontrarla. Luego nos hicimos con unos enseres llamados "sábanas" que fuimos a buscar a otra localización secreta. Allí descubrimos que nadie parecia luchar por el machotismo desinteresadamente, pués en cada sitio exigieron bárbaras fianzas, que acabaron de quemar nuestro caudal de dinero. No se puede ser un rebelde sin fondo monetario, y cuando lo eres, lo más posible es que te quiten ese fondo de las manos en aras de "proteger" un material que no vale lo que piden.
Tras instalarnos en el piso, y decidir a lucha de brazo partido quien se quedaba en qué cama (Torette al sofá, por supuesto), contacté como estaba previsto con un miembro de la resistencia surfera que había llegado a Val Thorens dias antes. Él nos guiaría por la zona, descubriendonos los lugares cervezeros más adecuados, y se uniría a la causa surfera apoyandonos. Él se reunió con nosotros al lado de su casa. Nos presentamos, y tras una animada charla y alguna cervecita, le convidamos a nuestro piso, donde Robespierre se preparaba para la cena, y donde veríamos la primera de las insignes películas que ThaBaron había seleccionado para nuestro particular festival de cine, aunque ya fuera de concurso: la nueva de Tommy Tang.
Tras la cena, que constató la recién adquirida habilidad tortillera de Borja Mari, cada dia más femenina. Nuestro amigo decidió volver a su piso, para no levantar sospechas entre sus acompañantes palilleros. Le acompañé hasta la puerta y le despedí, quedando en encontrarnos a la mañana siguiente en el mismo portal, que quedaba al lado de pistas, para iniciar la misión de Chanantismo Supremo que se nos había encomendado. Me disculparéis que guarde en mi intimidad el secreto de su persona, pero, he dicho "compañero", y aunque me carcoma el revelar secretos antes de lo debido, no quiero engañar al lector que tengo (así, en singular).
¿He dicho "compañero"?
Quizás no he usado el género exacto para definirlo. O definirLA, como habría sido de rigor. Pero esto es contenido del siguiente capitulo.
viernes, diciembre 30, 2005
martes, diciembre 20, 2005
Repaso de Estaciones: Gourette
El año pasado tuvimos la oportunidad de surfear unos días en Jaca/Astún/Candanchú, sino recuerdo mal fue por el puente de la Purísima, y lo que si que recuerdo es que fue fatal.
Falta de nieve, abundancia de piedras, ninguna posibilidad de que abrieran el snowpark, y el forfeit al mismo precio, una decepción y de las peores. No puedo dar mi opinión sobre estas estaciones pues no estaban en condiciones de ser surfeadas y no les puedo echar la culpa de la falta de nieve.
Informándonos en la ciudad, nos indicaron las pistas de esquí francesas más cercanas que teóricamente tenían más nieve. Desesperados como estabamos por surfear de verdad, íbamos a ir a cualquier otro sitio que nos ofreciese lo que buscavamos.
Descubrimos que el termino "cercano" es muy relativo para los maños, pues el día que menos kilómetros hicimos fueron 230, eso si, cada kilómetro valió la pena.
Esta breve prologo nos lleva a Gourette:
Gourette es una estación francesa en una paraje recogido de enorme belleza, el acceso no es difícil aunque la carretera se nos hizo pesada. Recuerdo que la primera imagen de la estación me impresiono, pero aun me quede más sorprendido cuando al llegar al punto más alto y tras caminar 5 min. nos pudimos asomar a un barranco y ver toda planicie de la Gália, la vista no tenia precio, estavamos al borde de los pirineos y parecía que la vista abarcase hasta las costas de Normandía (dato que dudo que sea correcto, pero la vista era tan magnífica que despertaba la imaginación). Celebramos nuestra particular victoria con unos huesitos y un traguito de coñac, que reconforta el espíritu cuando hace frío.
Gourette destaca por su cantidad de pistas rojas, casi el 50%, la calidad de la nieve que encontramos aun a principios de temporada, y sus paisajes de rocas escarpadas y caídas imponentes.
Casi me alegro de que el viaje original hubiese fracasado, pues así descubrimos este incríble lugar que de otra manera dudo haber visitado.
Gourette no esta lejos de otros pueblecitos franceses donde aun se practican cosas artesanales como la elaboración de quesos propios, diversos manjares relacionados con el hígado de pato y la pesca de truchas en piscifactorías controladas. Sacandole partido a la gastronomía francesa de vuelta a casa compramos unas latas de "foie" (se escribe así?), pescamos unas truchas bajo la lluvia en una casa-piscifactoría, y finalmente le compramos al abuelo más auténtico que he visto en tiempo un queso exquisito, pero que olía a mil demonios. Esa noche cenamos como campeones.
Si este año nos podemos organizar un poco los amiguetes, haremos una escapada de unos días a Gourette, que por cierto si que tiene un pequeño defecto, los baños de aguas termales estan cerrados en invierno, una lástima sin duda.
Falta de nieve, abundancia de piedras, ninguna posibilidad de que abrieran el snowpark, y el forfeit al mismo precio, una decepción y de las peores. No puedo dar mi opinión sobre estas estaciones pues no estaban en condiciones de ser surfeadas y no les puedo echar la culpa de la falta de nieve.
Informándonos en la ciudad, nos indicaron las pistas de esquí francesas más cercanas que teóricamente tenían más nieve. Desesperados como estabamos por surfear de verdad, íbamos a ir a cualquier otro sitio que nos ofreciese lo que buscavamos.
Descubrimos que el termino "cercano" es muy relativo para los maños, pues el día que menos kilómetros hicimos fueron 230, eso si, cada kilómetro valió la pena.
Esta breve prologo nos lleva a Gourette:
Gourette es una estación francesa en una paraje recogido de enorme belleza, el acceso no es difícil aunque la carretera se nos hizo pesada. Recuerdo que la primera imagen de la estación me impresiono, pero aun me quede más sorprendido cuando al llegar al punto más alto y tras caminar 5 min. nos pudimos asomar a un barranco y ver toda planicie de la Gália, la vista no tenia precio, estavamos al borde de los pirineos y parecía que la vista abarcase hasta las costas de Normandía (dato que dudo que sea correcto, pero la vista era tan magnífica que despertaba la imaginación). Celebramos nuestra particular victoria con unos huesitos y un traguito de coñac, que reconforta el espíritu cuando hace frío.
Gourette destaca por su cantidad de pistas rojas, casi el 50%, la calidad de la nieve que encontramos aun a principios de temporada, y sus paisajes de rocas escarpadas y caídas imponentes.
Casi me alegro de que el viaje original hubiese fracasado, pues así descubrimos este incríble lugar que de otra manera dudo haber visitado.
Gourette no esta lejos de otros pueblecitos franceses donde aun se practican cosas artesanales como la elaboración de quesos propios, diversos manjares relacionados con el hígado de pato y la pesca de truchas en piscifactorías controladas. Sacandole partido a la gastronomía francesa de vuelta a casa compramos unas latas de "foie" (se escribe así?), pescamos unas truchas bajo la lluvia en una casa-piscifactoría, y finalmente le compramos al abuelo más auténtico que he visto en tiempo un queso exquisito, pero que olía a mil demonios. Esa noche cenamos como campeones.
Si este año nos podemos organizar un poco los amiguetes, haremos una escapada de unos días a Gourette, que por cierto si que tiene un pequeño defecto, los baños de aguas termales estan cerrados en invierno, una lástima sin duda.
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