La respuesta a tan agreste pregunta sólo en este mismo post. Los demás post no suelen preocuparse por temas tan banales.
Bién, entremos al trapo. Queridas amigas, sólo después de haber montado el salto (ver post anterior), osamos preguntarle a Barón si se veía en condiciones de ejecutar uno de sus muy publicitados por él mismo saltos de 360º. En cuanto le enseñamos la cámara, Barón aceptó de inmediato, iluminada su mente como estaba al imaginar las inhumanas cantidades de fama, dinero y sexo con mujeres sin escrúpulos ni autoestima podía aportarle se calzó una vez más su tabla, y se dispuso a jugarse su poco apreciada vida en un estúpido salto que, la verdad séa dicha, no domina del todo, pero salirle, le sale.
Pedimos a nuestro retratista destacado, Borjamari, que se apostara al borde del salto que instantes antes habia decorado él mismo con la intención de grabar el vertiginoso descenso que debía terminar con la culminación del salto grabada en vídeo, lo cual sería el vehículo necesário para aportar algo de calidad y seriedad a este ya de por si pobre blog.
Observar la colocación del cámara Borjamari, al borde del salto, y su sospechosamente ágil colocación de cuclillas, como si llevara toda la vida postrandose de cuclillas cual... cual... cual cámara de televisión.
Mientras el Barón observaba nerviosamente el salto desde el inicio de la pendiente y se encogía y levantaba una y otra vez, como practicando lo que estaba por llegar, el dinero corría de mano en mano de los que observabamos la escena, quienes estabamos apostando no ya si salpicaría más o menos nieve en una hóstia que todos dábamos por hecha, sinó por si al ejecutar el salto, el Barón se llevaría la cabeza de Borjamari con el canto de la tabla por encima o por debajo de la nariz. Las apuestas quedaron cerradas uno a uno.
En ese instante, el Barón se lanzó pendiente abajo, miraba con esa mirada de velocidad própia de los locos del volante, al los mandos de un bólido de fórmula uno, a más de 300 km/h en la recta del circuito. La sangre se olía en el aire, y un rugido resonó en la montaña entera cuando su tabla entró en el salto...
De lo demás, poco podemos decir que no se haya dicho ya, quizás sólo la alegría del que que apuesta y no pierde, que más que alegría es como un consuelo, y la de seguir teniendo entre nosotros alguien cuya furgoneta nos podía llevar de vuelta al refugio, que también es una especie de consuelo.
Del viaje de vuelta, nada puedo decir. Es la parte del rodaje de las peliculas que suele quedar envuelta en el misterio, y cuyos protagonistas se niegan incluso a hablar de ello por temor a rememorar los fatídicos instantes vividos. Sólo comentaros que, al llegar al refugio, nuestras caras eran tal que así:
Así que amigas, ya lo sabeis. No nos pregunteis más por el rodaje, fué terriblemente pavoroso, y nuestras mentes aún han de reponerse del atropello de sensaciones que sufrimos durante todo el proceso. Seguimos medicándonos, pero falta mucho todavia. Grácias por el interés mostrado, y nada más. Amaros los unos a los otros, las otras que me amen a mi.
2 comentarios:
Total, que el barón se metio un piño ¿no?
¿no hay un video de esto?
hay que mirar un poco! el video esta mas abajo!!!
Menudos lectores...
Publicar un comentario